Desde Galicia para todo el mundo,un canto a las cosas bellas de la vida...

lunes, 11 de enero de 2010

LA GUADAÑA


Siempre imaginé que en Navidad no podría pasarme nada malo. Soy tan entusiasta de los belenes, las luces, las flores, los atracones de polvorones, los regalos y los buenos deseos, que creí estar dotada de cierta inmunidad ante las desgracias, por lo menos en estas fechas. Ya está el resto del año para compensar, pensaba...

El caso es que el destino, o el azar, o la casualidad, o las leyes divinas han decidido castigarme otra vez en la época más sensible para mi: cuando estoy esperando a mi segundo bebé, y encima en las fechas más familiares del año, por si no doliera lo suficiente.

La señora de la guadaña se pasea soberbia ante las puertas de la casa familiar, se pavonea envuelta en su negro manto y deja ver su tétrica sonrisa vacía de dientes y oscura como la noche mientras señala hacia nosotros con su dedo descarnado. No importa esperar unas semanas, unos meses acaso, sabe que no podremos arrebatarle a su nueva víctima, se la va a llevar.

A estas alturas ya no puedo creer en milagros y no ha habido Feliz Navidad ni Próspero Año Nuevo; las cenas y comidas familiares han estado medio vacías, han sido tristes y cargadas de negros pensamientos, sin mencionar jamás la palabra tabú que pendía como una losa sobre nuestras cabezas: muerte.

Y lejos, en una aséptica habitación de hospital, languidece mi madre, cara a cara con su fe y su enfermedad; ésa que nadie sabía que tenía y que la está matando a traición, sin dar la cara.

Queremos luchar pero es una lucha desigual, de antemano sabemos que vamos a perder, que antes o después cerrará los ojos definitivamente y se irá como un pajarillo. El plazo es cada vez más corto. El dolor es cada vez más fuerte. Y la de la guadaña, insensible a nuestras emociones, ríe a carcajadas........