
PD- Gracias a Deviantart.com por la imagen que encabeza esta entrada.
San Juan prometía ser fresquito y cumplió; llevamos dos días con lluvias débiles e intermitentes. Hoy, cumpleaños de mi queridísimo, amaneció mojando todas las macetas del patio y las viejas piedras del lagar de Villa Pilita. La casa está templadita, sobre todo la buhardilla, el gran espacio abierto multiusos en el que me he refugiado tras el desayuno de Gorrión y mío. Él juega con su trenecito sentado sobre la manta que le hice el año pasado en mis clases de patchwork, y yo enfrente escribiendo.
Escribir es casi lo único que puedo hacer estos días, junto con leer y navegar por la red. El polluelo Ber me ayuda a llevar al bebé de acá para allá y a cambiarle, y mamá Gallina, aunque coja, también hace lo suyo. Todo sea por mis puntos. En realidad casi todo el corral está dando la talla y eso me hace sentir bastante reconfortada.
Pero hoy estoy cabreada. Mucho. Y no quería, por lo del cumpleaños, pero es que no me queda más remedio que sacarme los tacones y usarlos como arma arrojadiza, eso como mínimo. El arquero que llevo bajo la apariencia de mujer pacífica y amante del "vive y deja vivir" está realmente enfurecido y tiene las flechas prestas a ser lanzadas hacia la yugular del susodicho.
A veces pienso que me he casado con Napoleón Bonaparte redivivo; pero el mío, en vez de dar órdenes en el campo de batalla a sus soldados me las da a mí, como si en vez de su querida esposa fuese un cabo furriel..... por supuesto que Napo eso no se lo haría a Josefina, bastante tendría el pobre con intentar apartar los cuernos al atravesar las puertas de su palacio para no darse coscorrones.
Otras veces se piensa que es Tarzán con taparrabos vociferando en la selva, y yo su Jane esperándole con el bikini de hojitas a medio sacar sobre nuestro lecho de la casa del árbol. Y su vocecita aterciopelada de viril hombre mono resuena en medio de la jungla y todos los animalejos, Jane incluida, se postran ante él a recibir órdenes.
Y esta noche, quien sufrió las consecuencias de su mal humor ( del que nadie tiene la culpa, a saber, que trabaja mucho y tiene muchas cosas que hacer, y se agobia enseguida cuando algo no sale como quiere, y duerme poco lo que hace que la sensación de cansancio sea todavía mayor) fue el pobre Gorrión, que cometió la imperdonable falta despertarse a las 12 de la noche, cuando la majestad más grande sobre la tierra tras Felipe II llevaba un rato durmiendo, tras un día agotador todo hay que decirlo..... pues he aquí que la criaturita rompe a llorar desconsoladamente sin saber por qué; quizás tuvo una pesadilla, o se despertó y no reconocía la habitación, o le dolía algo, no lo sé.
El caso es que entro en la habitación dispuesta a coger al pequeño y consolarle para que se calmara, y si hiciera falta llevármelo a otro lado hasta que volviese a dormir. Pero oh¡ mi gozo en un pozo. El amo de la manada bramó desde su lado de la cama que no se me ocurriese hacerle caso ni muchísimo menos cogerle, que lo que tenía que hacer era callarse de una vez en vez de gritar y dar la lata,y yo como mujer obediente lo que tenía que hacer era meterme en la cama de una vez y ni mirar al niño. Que se comportarse como un hombre, leches ¡¡¡. Y yo como una mujer, sin rechistar ¡¡¡. Fue lo que le faltó decir. Y para dar más teatralidad a la escena apagó la luz de la habitación antes de que me hubiese metido en la cama, con el crío llorando a grito pelado, y se dió la vuelta. Tarzán había dado su veredicto.
El pobrecito niño, que lo único que entiende con 11 meses es que cuando llora necesita que sus papis le consuelen se pasó la hora siguiente gimiendo lastimeramente a oscuras, a veces con grititos que me rompían el corazón, hasta que terminó por quedarse dormido entre hipos, sin que ninguno de sus padres le hiciera un cariño; el uno, porque la órdenes son para cumplirlas y la guerra es la guerra aunque sea en el patio de casa, y lo que mande va a misa ( y si el pobre soldado desobediente no es más que un bebé, tanto da que hay que ir espabilando...); la otra, porque había recibido un par de órdenes muy claras y con muy malos modos, y sin atreverse a moverse o casi a respirar en su lado de la cama, notaba como las lágrimas caían a raudales por sus mejillas hasta mojar la sábana y no decía nada por no montar una escena a las tantas.
Genial.
Pues hasta aquí llegué.
No me llamo Jane, no visto bikinis de hojas de palmera y no me gusta descolgarme en lianas.Tampoco me gustan los hombres mono. Mi reino no es la jungla sino mi casa y en ella TAMBIEN MANDO YO. Y los gritos y formas deconsideradas se quedan detrás de la puerta de entrada, al menos mientras yo esté. Así que ni una más; a partir de ahora indicaciones, las justitas y con el "por favor" delante. Y si hay que vociferar yo también sé hacerlo. Estas son mis normas y a quien no le gusten....... que se prepare. Porque si hay que hacerlo me cambiaré los guantes por mitones, dejaré los tacones ( o las pantuflas) a un lado, me pondré la coraza y con el cuchillo entre los dientes iré presta a la pelea.
Yo también soy una guerrera. Yo también sé mandar. Y ante todo quiero respeto en mi casa. Mis cachorros son sagrados. Y mi marido también..... mientras se lo merezca. La Princesa de Hielo ha vuelto.