Desde Galicia para todo el mundo,un canto a las cosas bellas de la vida...

martes, 16 de septiembre de 2008

ELLOS SON EL ORO


Hoy mi niño cumple dos meses; es ya un hombrecito de 5 kilos, rubio y con grandes ojos azul oscuro, al menos de momento. Es tan precioso que no logro creer que sea mío de verdad, y llevo siempre el miedo en el cuerpo de que le pase algo, de que de improviso me lo arrebaten de los brazos. Es mi ángel, mi milagro, mi excusa para seguir creyendo en Dios.

Y lo que más agradezco es que sea sano, que tenga todos sus deditos, que reaccione a las caricias de sus papás, que ilumine nuestras vidas con su sonrisa, que patalee mientras pide su biberón. Doy gracias por las noches que no he dormido con sus llantos, por sus gorjeos cuando le despierto, por su expresión de sorpresa cuando le damos el baño, porque hace todo lo que se puede esperar de un bebé de su edad.... y no todos tienen la misma suerte. No todas las madres pueden esperar una sonrisa de sus niños, algunos no sabrán nunca lo que es la música, otros nunca podrán gatear por la alfombra y seguro que no romperán un plato. Mientras yo entro en éxtasis con cada arrumaco, otras madres tienen que llorar a solas y luchar, mucho.

Sus niños no van a salir en los anuncios de la tele, ni van a tener la oportunidad de ser futbolistas, ni van a hacer películas...y sin embargo, ¡¡qué ejemplo¡¡¡, ¡¡¡qué fuerzas¡¡¡.

Algunos de esos niños, la mayoría, crecen y con su esfuerzo hacen que la vida se adapte a ellos, a sus dificultades físicas o psíquicas. Se convierten en héroes cada día que se pelean con las barreras que "los normales" les ponemos en el camino; y algunos de ellos hacen de su capa un sayo y se dedican pese a todo a lo que más les gusta en la vida, el deporte.

Estamos en plenos Juegos Paralímpicos de Pekin, pero la televisión que costeamos todos, no dedica una hora de su tiempo a las competiciones oficiales de estos chicos, y eso que ganan muchas más medallas que "los normales". Es tal la entrega, tal el afán de superación, tal la ilusión por hacerlo bien que deberían darles medallas a todos, a los primeros y a los últimos.

¿Alguien se imagina lanzando jabalina desde una silla de ruedas?, ¿ o corriendo los 100 metros con prótesis en las piernas?, ¿ y hacer ciclismo sin ver a quién tienes delante?. Pero sus hazañas se pierden en diminutos apuntes de prensa en las páginas de deportes de los principales diarios nacionales, o quizás una pequeña mención cuando está acabando el telediario.

Por eso quiero decirles desde aquí ¡¡olé¡¡. Porque nuestros niños tan guapos, tan sanos, tan "normales", deberían tomar ejemplo de vosotros; deberían enseñarlo en las escuelas. Porque ellos, todos, sí son de oro.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

PROMESAS


A ti, mi amor, mi luz, mi Nicolás:

Sé que las promesas generalmente acaba llevándoselas el viento, que barre con furia las mejores intenciones de la gente, pero contigo puedo intentarlo, quiero intentarlo.

Prometo no caer, levantarme y luchar contra la desidia y la tristeza, por ti y por los que ya no están, porque no les gustaría que sufriese tanto, porque se angustiarían al verme agachar la cabeza y llorar...

Prometo que les conocerás, que verás sus fotografías, oirás sus voces grabadas y aprenderás a reconocerles, te hablaré hasta la saciedad de sus cosas, te cantaré sus canciones, te contaré sus cuentos, les hablaremos por la noche mirando al cielo....

Prometo enseñarte a pensar, a mirar a tu alrededor con curiosidad y buenas intenciones, inculcarte el valor de la reflexión y de las ideas propias y de no dejar que falsos profetas o ideologías te laven el cerebro.

Prometo educarte en la libertad, con mayúsculas; intentaré que seas lo que quieras ser, aquello que te haga más o menos feliz. Te llevaré de la mano mientras quieras y luego te seguiré a corta distancia para ayudarte si me necesitas, para recogerte y levantarte si te caes.

Me empeñaré en que seas honesto, sincero, leal, responsable, alegre, que tengas alegría de vivir y se la contagies a los demás, que sueñes con lo imposible.... a veces los sueños se cumplen.

Prometo enseñarte respeto, primero por ti mismo, porque eso es lo que hace a uno persona, y después por los demás, incluso por aquellos que no te gustan; pero también quiero que te defiendas, que no te sometas a voluntades indignas y la palabra sea tu mejor arma .

Prometo practicar con el ejemplo y darte amor, infinito, protegerte y cuidar de ti; enseñarte a amar tus orígenes y tu pasado, a construir tu presente con optimismo y ayudarte a soñar tu futuro.

Prometo, papá y yo lo hacemos juntos, entregarte lo mejor de nuestra vida para que tú vivas la tuya plena. Bienvenido a nuestro hogar, pequeñín.