
Hoy mi niño cumple dos meses; es ya un hombrecito de 5 kilos, rubio y con grandes ojos azul oscuro, al menos de momento. Es tan precioso que no logro creer que sea mío de verdad, y llevo siempre el miedo en el cuerpo de que le pase algo, de que de improviso me lo arrebaten de los brazos. Es mi ángel, mi milagro, mi excusa para seguir creyendo en Dios.
Y lo que más agradezco es que sea sano, que tenga todos sus deditos, que reaccione a las caricias de sus papás, que ilumine nuestras vidas con su sonrisa, que patalee mientras pide su biberón. Doy gracias por las noches que no he dormido con sus llantos, por sus gorjeos cuando le despierto, por su expresión de sorpresa cuando le damos el baño, porque hace todo lo que se puede esperar de un bebé de su edad.... y no todos tienen la misma suerte. No todas las madres pueden esperar una sonrisa de sus niños, algunos no sabrán nunca lo que es la música, otros nunca podrán gatear por la alfombra y seguro que no romperán un plato. Mientras yo entro en éxtasis con cada arrumaco, otras madres tienen que llorar a solas y luchar, mucho.
Sus niños no van a salir en los anuncios de la tele, ni van a tener la oportunidad de ser futbolistas, ni van a hacer películas...y sin embargo, ¡¡qué ejemplo¡¡¡, ¡¡¡qué fuerzas¡¡¡.
Algunos de esos niños, la mayoría, crecen y con su esfuerzo hacen que la vida se adapte a ellos, a sus dificultades físicas o psíquicas. Se convierten en héroes cada día que se pelean con las barreras que "los normales" les ponemos en el camino; y algunos de ellos hacen de su capa un sayo y se dedican pese a todo a lo que más les gusta en la vida, el deporte.
Estamos en plenos Juegos Paralímpicos de Pekin, pero la televisión que costeamos todos, no dedica una hora de su tiempo a las competiciones oficiales de estos chicos, y eso que ganan muchas más medallas que "los normales". Es tal la entrega, tal el afán de superación, tal la ilusión por hacerlo bien que deberían darles medallas a todos, a los primeros y a los últimos.
¿Alguien se imagina lanzando jabalina desde una silla de ruedas?, ¿ o corriendo los 100 metros con prótesis en las piernas?, ¿ y hacer ciclismo sin ver a quién tienes delante?. Pero sus hazañas se pierden en diminutos apuntes de prensa en las páginas de deportes de los principales diarios nacionales, o quizás una pequeña mención cuando está acabando el telediario.
Por eso quiero decirles desde aquí ¡¡olé¡¡. Porque nuestros niños tan guapos, tan sanos, tan "normales", deberían tomar ejemplo de vosotros; deberían enseñarlo en las escuelas. Porque ellos, todos, sí son de oro.