
Queriditos todos:
No puedo actualizar el blog tan a menudo como quisiera, pues tengo el portátil averiado en el taller de reparaciones y bueno, venirme a la habitación a por el grande cuando se está tan bien en el saloncito echada en mi súper sofá abatible.... para que mentir, me da un poco de pereza.
Quiero decir en mi descargo que ya tengo una buena tripilla de 6 meses, que a Nicolás le da por dar saltitos cada dos por tres y que además de toda la sintomatología que me persigue desde el inicio del embarazo, ahora tengo una contractura del trapecio derecho que me causa grandes dolores y además he sufrido en mis carnes la "maravillosa conciliación" de vida laboral y familiar que propugna la Xunta de Galicia, y más concretamente el Sergas, organismo al que pertenezco y que aborrezco profundamente.
Pues resulta que como por mis múltiples problemas derivados de mi estado de buena esperanza estoy de baja desde diciembre del 2007, con toda mi buena fe desde el primer momento hablo por teléfono con la delegación de personal de mi provincia para exponerles lo que me pasa y bueno, asegurarles que a medida que mejore les iré informando, y si en su caso pudiera, incorporarme a mi puesto de trabajo en cuanto me fuera posible ( lo que significaría turnos de 17 o 24 horas según el día, sin contar con más que un fin de semana libre al mes, vamos, lo mejor para una embarazada). El caso es que me dicen a todo que si, que no me preocupe, que me cuide, que me esté tranquilita. Y por detrás me meten la puñalada trapera.
Justo a la vuelta de Navidad mi médico de cabecera recibe una comunicación de Inspección Médica instándole a que justifique mi situación de baja laboral a requerimiento de la propia empresa, osea, la delegación de personal. No mucho tiempo atrás estas prácticas caciquiles por parte de las empresas eran ilegales y de hecho todavía hoy son poco usadas, menos aún con emabaradas, porque a cualquiera se le cruzan los cables con la rabia y presenta una denuncia ante un juez para que a algunos se les caiga todo el pelo de golpe en el despacho. Pero un organismo público como es el Sergas, que teoricamente propugna la conciliación y no sé cuántas medidas hipócritas más, como anda escaso de profesionales se dedica a amedrentar con comunicaciones de este tipo a los trabajadores que tiene de baja, a ver si alguno se asusta y vuelve antes de tiempo.
Mi médico de cabecera no tragó y yo tampoco, eso si, me costó la bromita unos cuantos días de estrés, angustia, pérdida de horas de sueño.....Y pensé que me iba a quedar tranquilita después del trance; pues va a ser que no. Justo antes de Semana Santa llega a mi casa una citación de Inspección Médica, para que lleve todos los informes que poseo el día indicado , so pena de darme de alta ipso facto si no comparezco a no ser que me esté muriendo y lo justifique medicamente. Otros 15 días de lágrimas, de insomnio, de rabia, y de andar de especialista en especialista pidiendo informes para justificar lo que es un hecho: que estoy embarazada, que tengo problemas no graves, pero que sí afectan a mi capacidad para trabajar en un entorno tan duro como el mío y que lo que necesito es reposo, paz y tranquilidad, no que me persigan porque a los de los de los despachos les faltan médicos.
Por supuesto la cita no fue más que un trámite, llevaba justificaciones de sobra y me dijeron que no me iban a dar más la lata ya. ¿Pero y las semanas terribles que yo pasé con el corazón en un puño?, ¿la sensación de desamparo que se siente?, ¿el acoso y la hipocresía de una administración pública, que ante todo debería tratar mejor a los pocos profesionales que tiene?.
Con esto he aprendido algo: a no ser tan tonta , lo verán el día que me toque volver a trabajar después de haber tenido a mi niño. Se acabó el hacer guardias con fiebre o con retortijones de tripa, el pasar consulta a 60 niños una tarde sin tener el título de pediatra, se acabó el desplazarme para hacer una consulta en un centro de salud a 50 km de mi casa. Lo siento pero ya no.
Soy médico, soy mujer, voy a ser madre. Y ante todo tengo DIGNIDAD.